jueves, 26 de noviembre de 2009

El sueño de la luna

A veces la luna se siente anciana porque sabe que tiene más noches que nadie en el mundo. Y entonces peina sus cabellos de plata y se hace una trenza tan larga que llega hasta el agua del mar. Y se colorea las mejillas de oro de estrella. Y se pone tan bonita que el sol no puede resistirse a darle un beso de amor. Y entonces, por un instante, el mundo entero se oscurece por un momento tan largo que alguno se perdió para siempre en su inmensidad.

A veces un recuerdo dura tantos siglos que ya no parece un recuerdo. Y entonces, de repente, un corro de niños invade el patio, cantando y riendo, como cuando no tenían miedo aún ni a la lluvia.

Y otras veces las estrellas corretean tanto que su halo de luz se pierde en el negro cielo y apenas puedo verte cuando te miro, porque la noche se torna tan oscura como el final del horizonte. Y entonces echo de menos tu mirada brillante y sombría.

Entonces el tiempo se para. Y arranca a andar tan rápido como una gacela asustada. Y ya sólo quiero caminar despacio, por aquel camino que un día empezamos a dibujar. Y veo como crecen los helechos y como un otoño cualquiera los amarillea.

Y me siento a descansar queriendo sentir tu calor. Y me acurruco. Y un sueño muy bonito llega con aquella luna que a veces se siente anciana...


Sólo quiero que mañana estés conmigo, igual que ayer. Y que hoy sea siempre tan bello como mañana.

Tiramisú de limón

Hice un solo desafinado
con las cenizas del amor
las verbenas del pasado
cangrenan el corazón.

Acórtate la falda nueva
despiértate al oscurecer
túmbate al sol cuando llueva
no desordenes mi taller.

Tiramisú de limón
helado de aguardiente
muñequita de salón
tanguita de serpiente.

De madrugada y por la puerta de servicios
me pasabas el hachís
al borde del precipicio
jugábamos a Thelma y Louise.

Pero esta noche estrena libertad un preso
desde que no eres mi juez.
Tu vudú ya pincha en hueso,
tu saque se enredó en red.

Tiramisu de limón
helado de aguardiente
puritana de salón
tanguita de serpiente.

¿Dónde crees que vas?
¿qué te parece que soy?
no mires atrás
que ya no estoy.

¿Pero dónde crees que vas?
¿qué te parece que soy?
si miras atrás
mañana es hoy.

¿Dónde crees que vas?
¿qué te parece que soy?
puede que quizás
luego sea hoy.

Nena ¿dónde crees que vas?
¿qué te parece que soy?
no mires atrás
que ya me voy.

Que sepas que el final no empieza hoy...
Que sepas que el final no empieza hoy...


http://www.youtube.com/watch?v=vkuw4ha_oUw

domingo, 15 de noviembre de 2009

La carta de la botella

Querido Yaakov:

Anoche fui a pasear por nuestra playa y te vi reflejado en la espuma de las olas lejanas. Estabas durmiendo sobre una cresta de plata, tal vez te adormerciste escuchando el canto de las sirenas.

Y estuve paseando por donde aquella vez cogimos una caracola gigante que estaba llena de música de sueños. Y entonces me acordé que estabas lejos, al otro lado de aquellas inmensidad que llaman horizonte. Y me senté y te volví a buscar sobre las olas, y aunque el viento era tan inmenso que no me dejaba oír ni tan siquiera mi corazón, pude escuchar tu voz hablándome al oído, como cuando aquella vez tenía frío y me acurruqué en tus brazos.

Y me fui andando hasta donde terminar el malecón. Y estaba tan oscuro que el frío de la noche me hizo estremecer. Y te añoré una vez más, añoré tu abrazo de noche de lluvia.

Y ahora que esta carta se irá en una botella se que te soñaré una vez más. Porque me lo contó un tritón que es amigo mio. Porque siento tu luz negra destellando en mi Luna. Porque te siento muy cerca de mi alma.

Hasta pronto, te quiero,
Denise


Nunca dejes de mirar la orilla del mar porque mi mensaje estará siempre para ti flotando en las olas.

sábado, 7 de noviembre de 2009

La estrella que amó un cometa

Erase una vez una estrella errante que se perdió y llegó a un cruce de caminos. Y como se sentía triste decidió coger el camino alumbrado por la luna llena. Y entonces quiso escribir un poema, pero los versos eran tan tristes que una y otra vez los rompió y los echó al viento.

Así llegó a una ciudad donde vivían muchos seres, grandes y pequeños, y todos con un halo de luz alrededor que hacía que la ciudad se viese desde muy lejos incluso en la noche más oscura. Y se encontró un cometa que había caído allí hacía ya muchos años porque se su cola de luz se había desvanecido. Y se pusieron a hablar, y hablaron tanto y tanto que ni se dieron cuenta que llegó el amanecer.

Pasaron muchos años y una noche la estrella escribió un poema de amor tan bello que todo aquel que lo leía no podía contener las lágrimas de emoción. Y entonces, tal vez, sólo tal vez, el cometa encontró un halo de magia y su cola volvió a brillar como aquellos años en que todavía no sabía volar.

Y la estrella se echó a dormir. Y el cometa se echó a dormir. Y una vez más llegó el alba, caliente y poderosa. Y una mañana más los sueños se confundieron con la realidad. Y todo volvió a empezar de nuevo, y todos volvieron a soñar y despertar.


Sólo espero que lo que siento no sea un sueño. Y si eres un sueño sólo quiero que seas mio para siempre.

Delirium tremens

No recordaba haber tenido antes ese sentimiento. Incluso cuando aquellas madrugadas le apuñalaron una y otra vez el alma.

Aquel oscuro vacío le tiñó de negro la sangre en las venas. Y cada pulso de su corazón le rasgaba una y otra vez las entrañas. Vacío, soledad, aflicción, y ese tremendo pesar que tanto dolía.

Tal vez una vez más se equivocó y por eso el dolor infinito volvió a apoderarse de su ser. Era tan poderoso que pensó por un momento que jamás se libraría de él.

Y se serenó y se sentó a pensar. Y entonces se vio reflejado en el mar del atardecer. Y se vio una vez más pequeño, pálido, oscuro, imperfecto. Y cuando la luna se reflejó en sus ojos los tornó aún más tristes.

Una vez se inventó un mundo donde no habita el olvido. Y al final su mundo se volvió contra él porque un día ya nadie le recordaba.

Y se fue caminando hacia ese lugar, hacia su querido lugar, allí donde pertenecía y del que tal vez nunca debió partir para orbitar las estrellas.


No dejes de amarme. No quiero caer en la muerte de tu olvido. No quiero morir para siempre.

lunes, 2 de noviembre de 2009

El Alba que nació de un anochecer

Por fin aquella mañana despertó y los cristales no estaban empañados. Por fin el sol la deslumbró tanto que sintió su calor en la piel, tan intenso como aquel verano. Y sonrió y se bebió el agua de un nenúfar para desayunar.

Cuando aquella noche se tornó oscura buscó una estrella. Y aunque sintió el desasosiego de un pálpito de corazón incesante por fin la encontró y la hizo suya. Igual que cuando una vez se sintió sola y ella vino a hacerla compañía para siempre.

Y ya parecía todo tan lejano que apenas recordaba cuando el cielo se tornó rojito y el Mistral se caló en sus huesos para intentar enfriar su alma. Tan lejano y a la vez tan cercano, una vez más sintió el escalofrío del miedo a todo lo acontecible.

Y sonrió. Y se comió la miel de la flor más bella de la pradera.

Y después se fue con ella porque quería que la hiciese compañía en su camino aún por dibujar.

Y una vez, muchos años después, los caminantes que iban también hacia el infinito pasaron por aquel camino perfilado de helechos.


Una vez te envié el reflejo de mi Luna en un poema. Guárdalo para siempre cerca de un latido de tu corazón.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

El cuento del Hada Valiente

Erase una vez un pequeño hada que nació de una florecilla amarilla. Ninguna de las criaturas mágicas que moraban en la Tierra de los cuentos pudo jamás pensar que de aquella pequeña flor diminuta, que apenas se percibía entre el Bosque de Olmos, pudiera haber surgido aquella criatura tan mágica.

Así el hada de color azul y alas de plata creció feliz en su casita de seta. Y era tan feliz porque tenía muchos amigos, tantos que había días que no tenía tiempo para jugar y bailar con todos. Pero siempre que soñaba con ellos nunca olvidaba ningún nombre ni ninguna cara. Y jamás ninguno de ellos sintió frío ni miedo porque ella siempre les arropaba con la magia que guardaba en su corazón. Por eso todos la llamaban el Hada Valiente.

Una mañana el Hada Valiente se despertó sobresaltada porque una voz que no reconocía había perturbado su sueño. Le llamaba y le pedía que caminase por el camino que va al otro lado del Bosque, y le contó que allí encontraría un nuevo destino, que ahora le pertenecía. Pero ella no quería marcharse, no quería alejarse de todos aquellos a los que tanto quería. Y se puso muy triste, tanto como aquella noche que tuvo un mal sueño, pero como era muy fuerte sólo derramó siete lágrimas de sal.

Y después de pensar mucho en lo que tenía que hacer se dio cuenta de que debía seguir aquel camino que tenía enfrente. Y entonces se llevó a todos sus amigos con ella, en su hatillo de seda que una vez le había regalado una mariposa blanca. Y así nunca se sintió sola. Porque siempre que el amor mora en el alma las noches de invierno son cálidas y brillantes de Luna.


Sólo estamos hechos de los sentimientos que habitan en las almas que nos quieren. Sólo vivimos porque alguien nos piensa, nos necesita, nos ama.

lunes, 28 de septiembre de 2009

El sueño que se rompió en el mar

Era aterrador mirar el mar aquella mañana. Un manto rojo intenso lo cubría haciéndolo parecer tenebroso, inerte. Entonces el Sol se reflejó y se vio como aquella vez que la vida se agotó para siempre durante siglos. Y lloró con lágrimas de sal que cayeron en el océano formando crestas de espuma cortantes como puñales.

Los peces de colores que hasta ayer bailaban felices en los bosques de posidonia habían huido hacia un destino desconocido al otro lado del horizonte. Y las estrellas de mar se escondieron en las cuevas de corales porque no podían soportar ver aquel espectáculo dantesco.

Y entonces fue cuando todo se apagó. Cuando las tinieblas lo invadieron todo. Cuando se apagaron la Luna y las Estrellas. Y todo se quedó lúgubre, amargo, durante otros tantos siglos.

Y una noche sin luna un duende del bosque volvió a soñar con un mar tan azul como los ojos que tanto amaba. Y entonces la magia de su sueño rompió el hechizo de aquel sueño de un hada que hacía tantos años se rompió en el mar.

Y aunque para siempre quedaron en el fondo del océano aquellos pedazos de sueño convertidos en sal, todo volvió a ser como antes. Y hasta los niños volvieron a jugar en la orilla con los gnomos del bosque mientras caía de nuevo la tarde.


Tal vez esta noche mi sueño me traiga un mar de espejo para que pueda vez de nuevo reflejada tu mirada. Tal vez la luna me arrope con su manto para que no sienta este dolor en mi alma.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

El niño que tenía un sueño de luz

Erase una vez un niño que se perdió en el brillo de un rayo de luna. Y anduvo tanto tiempo buscando la salida de aquel túnel eterno que tuvo la sensación de hacerse muy mayor.

Así pasaron los días, tal vez los años. Y llegó un momento en que no recordaba de dónde era, de dónde venía. Y se sintió confuso, triste, desamparado de aquella voz que le arrullaba cuando llegaba la noche.

Entonces se paró a pensar. A dormir y a despertar sin tregua ni fin. Y cada noche tenía muchos sueños dulces, pero cada mañana su despertar se tornaba cuasi amargo porque el amanecer parecía llevarse sus deseos tan lejos como aquel día. Aunque tal vez el alba sólo fuese el sueño que adornaba la verdad de su existencia.

Cuando los siglos tiñeron de plata sus sienes se despertó una mañana y vio que aquella luz cegadora se había vuelto tenue y amigable. Así volvió otra vez y encontró todas esas cosas que tanto anhelaba. Así percibió el murmullo de aquella voz, que todavía seguía sonando en el retumbo de sus pensamientos. O tal vez nunca más volvió a sentir su presencia porque se habría desvanecido para siempre.


Nunca dejes de sentir los sueños de niño. Si un día los pierdes nunca más volverás a sentirte inocente.

lunes, 7 de septiembre de 2009

LA VUELTA AL CASTILLO

Querido Yaakov,

Después de caminar durante días volví al castillo de la Tierra de los Cuentos. Casi no se veía porque la yedra había crecido tanto que tapaba los ventanales de espejo. Así que tuve que buscar al Duende Jardinero, que se había marchado a vivir al bosque desde que abandonamos el castillo.

Ahora está todo tan bonito como antes. Tanto que los cisnes mágicos volvieron volando cuando se vieron reflejados desde el cielo en el lago de plata. Y los peces saltaban alegres en la orilla, como cuando nos sentábamos en la yerba a contemplarlos al atardecer.

Y aunque este amanecer tuviste que partir lejos de la ciudad, cuando estuve hablando con las ninfas que viven en las ramas de los olmos me dijeron que cuando el sol creó el camino de sombras esta mañana se notaba tu presencia en cada halo de penumbra.

Te echo mucho de menos. Hasta que vuelvas a abrazarme te soñaré cada noche y añoraré cada día. Mientras tanto le he pedido a los duendes que moran en mi Luna que cuiden mucho de ti.

Me alegro que puedas volver a leer mis cartas. Hasta pronto.

Te quiero,

Denise


Gracias por querer creer en mi magia, aunque una vez, tal vez, se hubiese desvanecido...

lunes, 31 de agosto de 2009

LA CARTA QUE NO QUISO CAER EN LA TIERRA DEL OLVIDO

Querido Yaakov,

Aunque se que esta carta ya no la vas a leer, hoy sentía ganas de escribirte. Mi paloma mensajera se quedará con ella para siempre para que nunca caiga en la tierra del olvido.

Te quería contar que estuve en el pueblo del lago. Una tarde quería pasear y me fui para allá. Y me encontré con el niño que descubrió aquel bosque. Y entonces caminé durante horas por sus senderos, y ya había crecido la genista de color amarillo, que ya sabes que es mi favorita.

Cómo me hubiese gustado que pudieses haber venido conmigo, sobre todo cuando por la noche salió una luna tan grande que en su cara se reflejaban todas y cada una de las flores de la pradera.

Después me sentí cansada y me eché a dormir con un arrullo de río que me acompañó toda la noche para que no sintiese miedo. Y entonces te soñé una vez más. Y aunque siempre eres bello y bueno en mis sueños, cuando desperté sentí en mi garganta el sabor salado de la desolación. Tal vez me sentí triste porque me acordé que no estabas a mi lado para abrazarme.

Seguro que es por eso por lo que quería escribirte esta carta, para sacar de mí esa pequeña sensación de desconsuelo que tenía en el corazón. Si me quedara un ápice de magia la daría toda para que creyeses en ella. Tal vez en el fondo todo aquello no fue nada más que un sueño, tal vez lo único real sea el día que encontré mi tesoro de luz. Pero aunque ya no lo creo igual que antes, no quiero que todo se desvanezca y me sea indiferente.

Hasta pronto Yaakov. Te quiero,

Denise


Sólo aquel que tenga el alma bella podrá morar en los sueños bonitos por siempre jamás.

jueves, 20 de agosto de 2009

LA SEMILLA MÁGICA

Érase una vez una semilla de magia que vino volando porque una noche se prendió en el viento. Y llegó a una tierra seca y árida que una vez fue rica y fértil y estuvo llena de arrozales.

Allí vivía una niña que un día se hizo mayor y no le gustó. Por eso se escapó una noche muy triste y llegó nadando por un río salado. Y como una vez encontró un tesoro de luz, se lo llevó con en su mochila.

Ella llegó hasta allí en busca del lugar donde los niños nunca crecen y se quedan para siempre con la edad que quieren. Por eso cuando encontró el lago de los deseos soñó tener doce años por siempre jamás.

En aquella tierra vivían muchos niños que se habían perdido y habían querido llegar hasta allí, o bien que habían ido allá porque un día descubrieron que el camino del bosque de olmos no acababa donde se escondía el sol.

Pero una primavera que no llovió en años todo se quedó tan seco que los campos de arroz se marcharon al cielo azul. Y entonces se lo comieron todo: las flores, las cortezas de los árboles y las yerbas que bordeaban el camino.

Pero aquella noche cálida de estío la semilla mágica que llegó en el aire llenó todo otra vez de bosque de olmos plateados, de genista amarilla y de flores malvas y blancas. Y por la mañana el sol se reflejó de nuevo en los arrozales verdes y azules.

Y aquella princesita que una vez lloró tanto se tornó de nuevo una hada con alas de plata. Y entonces todo empezó de nuevo… fue cuando renació la Tierra de los Cuentos.


Gracias por creer en mi aunque mi magia, tal vez, se hubiese desvanecido...