sábado, 22 de agosto de 2015

Menos cien

Menos cien... decidí dejar de conformarme con rebuscar retazos de Luna ocultando la oscuridad de mi alma... no... nunca más me avergonzaré de mi mirada ojerosa...

Me da igual que tú sigas renegando de que no te acompaño a los infiernos... déjate de lloriquear y ven a buscarme... sabes que a falta de Caronte yo te cruzaré el río...

Hoy descuento de mi aura 100 momentos que no quise sentir, 100 lágrimas acongojadas que nunca quisieron brotar, 100 sonrisas que no supe esbozar... y otro centenar de canciones que se me quedaron añusgadas en la garganta y que jamás pude cantar porque buscaba una soga para ahogar mi dolor...

Subí a aquel monte donde tuve tanto miedo de llegar, porque se terminaba mi camino hacia el purgatorio, donde confluían el temido cielo y el incierto averno, donde mi tiempo se iba a deterner por fin para mostrarme todos aquellos senderos dispersos... y tuve tanto miedo de coger cualquiera de ellos... Menos mal que me acordé, por un segundo, por qué estaba allí... y recordé lo que necesitaba enterrar para siempre en aquella cumbre nebulosa para limpiar mi karma...gracias por urgar en mi pequeña cabeza loca para recordármelo...

Y sin pena ni gloria creí ascender al ansiado infierno donde arde todo mal... creí dejar para siempre aquel cielo humano que sólo me regaló lágrimas sin sal... creí verla brillar en el día... para que esperar a la noche... o tal vez vez lo viví...

Y unas cuantas lunas después... ya hace varios amaneceres... la veo a Ella, a ella, y a Ellos... ahí están... creo que por fin puedo encontrar el camino de retorno hacia mi mundo... del que muchos dicen que nunca debí salir... pero yo sé que fue para poder engendrar lo único que de verdad pude jamás amasar con mis manos temblorosas...

Hoy me siento como cuando tú me cambiabas por tu Delirium Tremens... cuando por mucho que sintisiémos nuestro alma pender de ese hilo ésta era sólo del color de mis alas de plata... No sé si me lo merezco... seguramente no... pero puedo respirar sin que el aire que pasa por mis pulmones me arañe las tripas, sin que me duela el ombligo... y me gusta... tanto si soy mundana como si me vuelvo otra vez tan pequeñita como el reflejo de tus pupilas...

Sí, hoy puedo soñar con ser pequeña otra vez y esconderme en el piscilo de una flor... y mirar por encima de mis pestañas y buscarte en el reflejo de un río... así que voy a soñarte por si decido no despertarme... al fin y al cabo Ella y ella siempre yacerán a mi lado...


Buenas noche poeta, buenas noches seres virtuosos, seguid guardándome ese lugar para que haga de bufón en vuestras noche de Luna... por fin volví de aquella mañana al este del Edén...