miércoles, 7 de octubre de 2015

Delirium Tremens, barbecho, hoguera...

Hoy por fin desenterré las cenizas de tus poemas, y las llevé a la Maga para que hiciese una vasija para perfumes. Y después pedí a las hadas más bellas la llenaran con sus lágrimas...
Lo malo es que mi amiga del alma decidió romperla en pedazos, y había tantas briznas volando a mi alrededor que me cegué con su menudencia y no pude reconstruirla...

Por eso hoy te pedí que me escribieses un poema, de esos que si no se tienen duelen tanto que se cambiarían por un delirium tremens...
Sólo espero que no dejes tu pluma por ahí tirada para que cualquier desaprensivo pueda escribirlo...
Jamás te creí capaz de hacerlo, pero desde que aquel segundo quisiste ser mortal...

Sólo espero que dejes de exiliar de una puta vez todo lo que te alimentó el alma, ¡¡¡¿o acaso quieres comer sólo polvo de nubes y salir indemne?!!!
No se pueden quemar los libros y negar que las palabras que les dieron la vida jamás existieron...

No me quedan más cenizas... estas últimas se están agotando... por eso fumo un cigarrillo a ver si recompongo algo... pero el gris amarillento de tus poemas apenas se percibe... y empiezo a tener miedo se desvanezca para siempre...

Tú verás lo que haces, yo sobremoriré sin tu poema porque nunca se secarán mis lágrimas... pero tal vez se te agote el vino de esas botellas que nunca abrirás y un día no tengas nada que beberte, tal vez tu tierra se quede en barbecho para siempre, y tal vez esas estrellas de las que tanto huyes se apaguen a tus ojos porque se avergüencen de tus montones de bolígrafos desangrados...

Bórrame en tus folios si así lo deseas, pero no dejes de parir esas hojas amarillentos que hacen de entrañas de aquellos armarios desvencijados... a no ser que quieras desperdiciar tu alma y dejar que nuestras brasas se consuman allí abajo, o allá arriba...

martes, 22 de septiembre de 2015

Hielo ardiente que no quema y abrasa

Hoy me desperté muy cansada de romper una y otra vez los girones de todos esos poemas malditos que dejé tirados encima de mi mesa.
Y encima tuve que volver a releer que eres mortal... y una vez más prefiero pensar que lo sentiste tan solo un segundo...
Ya no se si volver a poner el reloj a las cuatro y diez para siempre, o poco antes de que den las diez, o desabrir todas las botellas y perderme para siempre en tu d.t.... menos mal que al menos borré cien mil noches sin Luna que eclipsaban aquel camino...

Pues mira, al menos los quemé todos y de sus cenizas salió el humo de mi último cigarrillo...

Pero otra vez ayer me di cuenta de que por más que trato de escribir un poema bonito no soy capaz de que acabe bien, como le pasa al maestro... no soy capaz de escribir en línea recta porque mi alma se altera tanto con los sentimientos que baila y baila y se vuelve otra vez a torcer el tobillo... y llora otra vez... y esta vez con lágrimas invisibles... las que duelen y duelen al clavarse en las mejillas...

Me paralizo. No sé. O no quiero saber. O tengo miedo de moverme. Pero no puedo. Así lo que tanto me hace sangrar las mejillas hoy y me llena de sangre los ojos, esas cuchillas que me arañan las mejillas y me dejan una vez más esas cicatrices incurables... creo se quedarán conmigo para siempre. Creo. No lo sé. O no lo quiero saber. Pero esta noche sí...

Al final guardaré las putas cenizas... ya no sé ni para qué...
Lo que me hiere el alma... es que me trabé en el puto camino y me volví a quedar como hacía siglos... muda... mirando a la Luna... y con lágrimas...

La guardo y la guardo, la pierdo y la busco. La encontré. Esta vez sí. Y la perdí. Y no soy capaz de mirar hacia arriba para pedir consuelo para enjugarme las lágrimas...


sábado, 22 de agosto de 2015

Menos cien

Menos cien... decidí dejar de conformarme con rebuscar retazos de Luna ocultando la oscuridad de mi alma... no... nunca más me avergonzaré de mi mirada ojerosa...

Me da igual que tú sigas renegando de que no te acompaño a los infiernos... déjate de lloriquear y ven a buscarme... sabes que a falta de Caronte yo te cruzaré el río...

Hoy descuento de mi aura 100 momentos que no quise sentir, 100 lágrimas acongojadas que nunca quisieron brotar, 100 sonrisas que no supe esbozar... y otro centenar de canciones que se me quedaron añusgadas en la garganta y que jamás pude cantar porque buscaba una soga para ahogar mi dolor...

Subí a aquel monte donde tuve tanto miedo de llegar, porque se terminaba mi camino hacia el purgatorio, donde confluían el temido cielo y el incierto averno, donde mi tiempo se iba a deterner por fin para mostrarme todos aquellos senderos dispersos... y tuve tanto miedo de coger cualquiera de ellos... Menos mal que me acordé, por un segundo, por qué estaba allí... y recordé lo que necesitaba enterrar para siempre en aquella cumbre nebulosa para limpiar mi karma...gracias por urgar en mi pequeña cabeza loca para recordármelo...

Y sin pena ni gloria creí ascender al ansiado infierno donde arde todo mal... creí dejar para siempre aquel cielo humano que sólo me regaló lágrimas sin sal... creí verla brillar en el día... para que esperar a la noche... o tal vez vez lo viví...

Y unas cuantas lunas después... ya hace varios amaneceres... la veo a Ella, a ella, y a Ellos... ahí están... creo que por fin puedo encontrar el camino de retorno hacia mi mundo... del que muchos dicen que nunca debí salir... pero yo sé que fue para poder engendrar lo único que de verdad pude jamás amasar con mis manos temblorosas...

Hoy me siento como cuando tú me cambiabas por tu Delirium Tremens... cuando por mucho que sintisiémos nuestro alma pender de ese hilo ésta era sólo del color de mis alas de plata... No sé si me lo merezco... seguramente no... pero puedo respirar sin que el aire que pasa por mis pulmones me arañe las tripas, sin que me duela el ombligo... y me gusta... tanto si soy mundana como si me vuelvo otra vez tan pequeñita como el reflejo de tus pupilas...

Sí, hoy puedo soñar con ser pequeña otra vez y esconderme en el piscilo de una flor... y mirar por encima de mis pestañas y buscarte en el reflejo de un río... así que voy a soñarte por si decido no despertarme... al fin y al cabo Ella y ella siempre yacerán a mi lado...


Buenas noche poeta, buenas noches seres virtuosos, seguid guardándome ese lugar para que haga de bufón en vuestras noche de Luna... por fin volví de aquella mañana al este del Edén...