viernes, 9 de septiembre de 2011

Cuento de Otoño

Erase una vez una pequeña tierra en medio de nomeacuerdodónde a la que una noche llegó el Otoño. Y se cayeron las hojas de los árboles, como suele pasar cuando el Estío se marcha a dormir, y unos niños bailaban haciéndolas volar hasta donde el cielo se vuelve de otro color.

Allí vivían gentes pequeñas, tampoco me acuerdo si eran gnomos o elfos, sólo se que no levantaban dos palmos del suelo. Pero una vez se sintieron grandes y ya nunca más se dieron cuenta de que eran chiquitos como las setas donde moraban.

Y una vez llegó un poeta que tenía una Estrella menuda en el bolsillo. Y decidió quedarse allí para escribir el cuento más bello que nunca existió. Así, un día se fue a pasear por un bosque que siempre había estado allí pero que él nunca había visto, y se encontró un hada que tenía mucha mucha magia pero que no lo sabía, o tal vez sí, pero una mañana que se despertó sobresaltada se le olvidó. Y por eso fue a buscar a un brujo que le regaló nosequé que le protegía de los malos sueños. Y entonces, aunque nunca supo por qué, se sintió aliviada.

Y como en esa tierra había Estrellitas plateadas y montañas que llegaban hasta la Luna por todas las esquinas, el hada se quedó por allí, de momento (yo creo que alguna que otra también se trajo ella, porque llevaba un morral muy sospechoso...).

Y un día que hubo una fiesta en el bosque, organizada por los elfos más ancianos, se pudo ver por allí todo el elenco de gnomos, hadas y demás seres pequeñitos que se sentían gigantes. Uno que vino de una tierra más lejana aún se paseó por allí y le gustó y también se quedó. Tal vez porque el Otoño se había impregnado un poquito del revoltoso Estío que dejó su estela de nosequé por toda aquella tierra lejana.

Y entonces el poeta, que vio todo esto desde una colina a la que subió a fumar un cigarrillo de malvarrosa, decidió empezar su cuento. Así que colorín colorado, este cuento sólo ha empezado...


Esta noche volvió Estrellita, y por eso se hizo el Otoño. Y todo se tornó de mil colores, como cuando volábamos desde aquella ventana.