jueves, 14 de junio de 2012

Retorno y retorno al retorno

Retorno de lo que siempre fui. Retorno de mi misma, de mi esencia maldita, asquerosamente impregnada de negro alquitrán. Esta noche por fin se perderá en la luz que lleva hacia ese lugar? No lo se, dímelo de una puta vez si por fin te atreves a perturbar mi pequeño sueño, y si no cállate una vez más y hiéreme el alma como llevas haciendo desde aquel día en que salí de donde sólo se puede salir volando. Pero eso sí, no te sigas callando como llevas siglos haciendo, dime si de verdad perdí toda mi magia, dímelo ya, dímelo hoy o vete para siempre... no, no te irás nunca, porque formas parte de mi, de lo que un día no fui pero vine buscando y por eso lo encontré y me lo tuve que quedar para siempre. Puto día en que quise ser humana y todo se me arrebató de un golpe de oscuridad, reniego de todo lo que me prometiste cuando dejé mi halo en la orilla de nosequé sendero que ya ni me acuerdo donde está.... ya sólo me acuerdo que un día decidiste acostarte en mi cama y ahí sigues, partiendo cada sueño mío para recordarme ofensivamente que ahora tal vez no soy namás que una humana miserable...

Joder, joder, encontré esto en una arruga de mi gabán y no se cuándo se había instalado ahí, sólo se que sin duda tiene la belleza de la agonía, de la desesperación, de las noches sin luna que tantas veces vivimos tú y yo y que tanto anhelamos se extingan y tanto deseamos vuelvan para ser más virtuosos que nunca.

Porque ayer o el día antes de ayer recordé por un momento cuando no éramos humanos, cuando tan solo morábamos en nuestro pensar vespertino tempranero, en nuestra tardía inocencia, en nuestro pequeño mundo efímero que hicimos eterno y vislumbrábamos etéreo. Esa tarde, esa en que se nubló no se que nube caprichosa, esa tal vez empezamos nuestra vida. O la acabamos. No se. Yo aún me recuerdo nada humana, ligera, húmeda de amaneceres y brillante de ocasos. Blanca porque me torné de escarcha un día y roja porque el fuego invadió demasiado mis mejillas. Joder, joder, cuanto anhelaríamos ser otra vez divinos y cuanto no pagaríamos por no perder ni un ápice de lo que amamos siendo mortales. Menos mal que al final vinieron ellos y se cruzaron en el caminito de piedritas aquel. Menos mal mi vida, menos mal...

Bueno, es hora de dar las buenas noches a todos aquellos que anhelan un buen amanecer. Así que me despido de todos, de Paulo y de todos los demás. Un día de estos iré a la cueva donde se dejan los malos recuerdos y se cogen buenas ideas para pasar la semana como es debido, o como se supone que es debido. Yo cuando tú quieras lo supondré, si no cuando yo vea el momento supondré otra vida, o supondré ésta, o supondré no haber sido nunca humana.


Porque siempre volverá ese lugar, para los que nunca lo olvidan y para los que a pesar de todos los pesares quieren olvidarlo.