viernes, 29 de octubre de 2010

Las palabras de mierda y de llanto

Aunque nunca me fui realmente esta noche te busqué impaciente. Querido lugar: tal vez aquella luna que soñé en fundirme con tu genista amarilla tendría que haberme postrado en tu lecho para quedarme allí para siempre.

Ha pasado tanto tiempo desde que volví a mi cuento y poco a poco renací de tus flores de estío que no entiendo por qué una vez más me he perdido en el camino del bosque.

Sólo siento que mi naturaleza humana me ha hecho desfallecer y perder mis fuerzas cuando no debía. Y ahora la puta soledad me corroe por dentro y me siento tan triste que sólo puedo llorar.

Tal vez me merezca este destino porque no soy fuerte ni brillante para meritar un final feliz. Tal vez tuve que ser más bella de lo que fui y no conseguí llegar al lago de donde nacen los cisnes. Pero nunca jamás me comí un beso de amor para sobrevivir a la hambruna de una noche oscura. Y de ningún modo quise herirte con mi lasitud, tan sólo me dejé llevar, me derrumbé y me eché a la noche buscando tus brazos para reposar.

Y me duele el alma tantísimo que no puedo soportarlo. Sólo puedo reconfortarme viendo dormir a mi Estrellita y tratando de volver a su mundo de donde nunca debi salir.

Esta vida es de los fuertes, de los ganadores. Y yo siempre pierdo las batallas. Siempre hay una opción mejor que compartir mis pequeñas miserias. Y ni siquiera me he tornado nunca un ser virtuoso para poder llorar al mundo con distinción. Ni siquiera mi Estrellita me necesita por mucho amor con que borde sus sueños cada noche para que nunca tenga miedo, sólo le puedo adoctrinar en mi debilidad. Y mi amor es tan pequeño para este mundo canalla que no se sinceramente si le servirá de algo cuando se torne una estrella de luz.

Se apaga mi luz y la magia que tal vez un día tuve se desfallece una vez más. Tal vez la noche que me colé en las sombras para rescatar un príncipe azul me quedé para siempre en la ciénaga de los lamentos.

Soledad y fracaso tiñen mi noche lluviosa. Y aún así sueño con que la lluvia te traiga otra vez y nunca más te aleje de mi ninguna maldita tormenta.

Y aunque mi alma se desfallezca con mis lágrimas y con mis torpes palabras, mi sueño durará hasta mi más temido amanecer.

Ya mis ojos se están cegando tanto que no consigo ni tan siquiera que un clarito de luna venga a auxiliarme. Y aún así le pido a ella que nunca me abandone y que mi deseo desesperado se cumpla.


Torpes palabras para una noche que nunca debió llegar. Disculpas a todos por tanta falta de belleza.