miércoles, 6 de febrero de 2013

El poema

Erase una vez un poeta que escribió el más bello poema de amor jamás creado por un ser mortal. Y así se olvidó de todas las noches tristes que había vivido. Y vivió ese momento tan intensamente que durante un siglo de días fue el más dichoso del mundo. Pero una noche se dio cuenta que el cielo volvía a estar oscuro, y entonces se acordó de ella...

Recordó la noche que se fue de su cama. Ella dormía al alba. Y no quiso mirar hacia atrás porque se acordó de Edith, y estas cosas hay que tomarlas con respeto. Y también recordó cuando hacía poco le había dicho que la quería más que nadie en el mundo la había querido. Y entonces se sintió tan cansado que se tuvo que abandonar en su diván durante un siglo de noches.

Por eso, cuando se despertó de esa tediosa siesta, buscó el poema, ese que tanto bien le hizo aquel día. Y lo leyó cuidadosamente. Pero ellos ya no estaban, se habían ido por siempre... no se dio cuenta de que ellos ya vivían en otros versos y no podían quedarse mucho tiempo en el suyo.

Estoy seguro de que era muy fácil olvidarla. Tampoco es tan difícil pasear al atardecer y reírse cuando llega la noche. Ni quedarse mirando la inmensidad de una montaña. Y también mi mamá me traía el zumo a la cama. Y escucharme durante siglos lamentándome de lo que pudo haber sido... eso lo hace cualquiera. Y a veces me molestaba que solo se pudiese dormir si yo la abrazaba, a veces me daba tanto calor...

Lo que no se es a quién le voy a contar que tuve un mal día la próxima noche. Ni se a quién se lo contará ella... seguramente a ese papel emborronado que nunca se llena de palabras tristes.

Buenas noches mi amor, dulces sueños.

martes, 5 de febrero de 2013

Me basta para que no se muera mi alma

Menos mal que al menos tú tienes claro sobre lo que escribes. Bueno, la verdad es que yo también tuve siempre claro sobre lo que siempre escribías tú. Y yo. Sobre volver a ese lugar. Una vez más. Y cada noche sin Luna vuelvo. Menos mal que siempre fue mi casa, algún día tendré que olvidar por fin donde habito... menos mal.

Tal vez esta noche te quería dedicar mi cuento sin valor. O tal vez se lo quería dedicar a aquel amigo que me lo iba a cantar después. No lo se. Se lo dedico a ella entonces. A Estrellita. Así no tengo dudas de que caerá en buenas manos cuando me vaya. Vaya. Cuando me vaya. Como el Poeta. Y no como el amigo de Alba, como el otro.

Al menos esta noche os encontré. A ti. Y a ti. Y a ti también amiga. Porque se me acaban las palabras. No como a él, que nunca le empiezan.

Buenas noches pues. Cojo mi esencia, es lo único que me queda ahora. Y la exprimo. Esta vez más que nunca. Para que se me incruste en los poros una vez más. Menos mal que la tengo cerca, sino no se que haría yo sin ella.

Buenas noches amiga mía. Quédate con él, cuídalo para que no se le vuelen las palabras. Y si te cansas de vagar sin que te coja en brazos vente un rato conmigo, como siempre, ya sabes que yo te levantaré hasta mi Luna. A mi con saber que existen ellos me basta para que no se muera mi alma.