miércoles, 29 de febrero de 2012

El libro de una vida - La historia de Paulo - capítulo I

Paulo nunca supo si quería ser un hombre o una mujer, pero como era mágico siempre podía decidirlo. Y así pasaban los días, tranquilos y soleados, en aquel reino donde vivía desde siempre.
Y un día se preguntó por qué su indecisión perduraba eternamente. Tal vez fuese porque cuando era mujer se sentía la más bonita y coqueta del mundo, pero al día siguiente, cuando amanecía convertido en un varón era el más valiente y bizarro príncipe que jamás se soñó.
Y una tarde ávida de emociones vino una chica pequeña y morena a visitarle. Y le contó que una vez tuvo una vida en la cual había muerto para siempre para tener otra en la cual nunca quiso nacer. Y entonces creyó recordar que esa historia ya la había escuchado hacía ya mucho, mucho tiempo, cuando los días eran largos y cálidos, cuando un duende desgarbado se confundió de puerta y llamó a la suya pidiendo un cántaro de agua que una vez perdió en un sueño.
Y ese día por fin decidió. Decidió que sólo quería ser humano, o tal vez no, o tal vez eligió que sólo quería ser divino, aunque para eso tenía que viajar otra vez a donde se cruzan las montañas y está tan alto que sólo se oyen los pájaros y los cantos de algunos seres virtuosos.
Y así Paulo se quedó allí sentado, una vez más, esperando algún irrumpir despistado a su puerta envejecida de siglos y guerras. Y cuentan que algunas veces se le oye conversar no se sabe muy bien con quién, aunque tal vez, o tal vez no, consigo mismo… y las voces se confunden y se entremezclan, tenues y eternas.