jueves, 19 de mayo de 2011

Esta noche

Una vez se me rompió un sueño y tal vez no lo encontré nunca más. No lo se, lo busqué, nunca quise despertar, nunca quise que fuese de día, pero no me acuerdo si al final amaneció. Sólo se que una noche se me borró la sonrisa y sentí otra vez que había fracasado en el intento de vivir en esta vida. Porque un día mi cuento se desvaneció y ya nunca más volverá. O sí, porque si mi cuento se muere yo me moriré para siempre en el olvido, y ese lugar me espera, no puede ser que no termine allí donde nace la genista.

Siempre estuve ahí, siempre, aunque mi sueño se rompiese, aunque tantas veces todos se compadeciesen de mi, aunque mi estrellita se pusiese triste alguna vez, aunque sintiese miedo por ella, y no entiendo que fue lo que de repente me torné mundana y despreciable. Sólo lo puedo entender si siempre lo fui aunque alguna vez no lo pareciese.

Y ahora tal vez me he roto para siempre, sólo soy añicos de cristal sin magia ninguna. Hoy me siento que no puedo más, si al menos hubiese quien escuchase mi corazón y me dejase su hombro para llorar me sentiría mejor, pero ella ha vuelto esta noche y es todo lo que tengo, !¿por qué no se marcha de una puta vez?!

No puedo más esta noche, no puedo con esta vida. Si volviese a ese lugar donde nace la genista al menos dormiría tranquila porque allí no hace tanto frío. Dios que noche más triste. Porque no puedo dormir, porque no puedo respirar más este aire enrarecido de pesar, porque me duele tanto. Porque no entiendo nada. Tal vez me voy a ir allí para siempre, poco a poco, o de una vez por todas, no lo se, no quiero ni saberlo, también me hace daño este camino.


Querido lugar: otra vez te busco, ¡por qué tantas veces!

miércoles, 18 de mayo de 2011

El diván que tal vez guardó un poema

Para que no se le olvidase nada lo escribió en un poema. Y lo guardó en una caja de música, y la caja de música en un caja de zapatos, y la caja de zapatos en un diván. Y un día se marchó y se olvidó del diván y de las cajas.

Y un noche yerma se acordó del poema y volvió a buscarlo, pero ya no estaba el diván. Y entonces por un momento sintió miedo de que se le olvidase. Y por eso se sentó a escribirlo otra vez.

Pero la noche pasó, y el día se consumió, y llegó otra vez la luna, o el alba, no se acordaba. Y el papel se tornó amarillo porque nada tenía escrito. Por eso se durmió, tal vez un siglo, a ver si lo soñaba.

Y cuando un día pensó que se había hecho mayor de repente se acordó que nunca llego a escribir nada en aquel papel que guardó en la caja de música, y en la caja de zapatos, y en el viejo diván.

Así que le escribió aquel poema que siempre le había debido, o no, pero que siempre habitó en aquel cajón del diván, o tal vez en su alma.

Y una noche, o una mañana, el más bello poema jamás leído apareció escrito en cuaderno de esos de pequeños cuadritos. Así se dio cuenta de que todavía no se había hecho demasiado mayor.


Mientras hay un poema que escribir habrá un sentimiento que nos haga estremecer el alma. Porque si no sentimos intensamente, como niños, moriremos irremediablemente.

martes, 17 de mayo de 2011

La noche fría

Esta noche hace frío, frío de hielo. Porque se ha escarchado el reino de las sombras y la ventisca llega hasta aquí. Se ha colado por las ventanas y por debajo de estas puertas que nunca se cierran porque están rotas y viejas.

Una vez estuve en un plaza donde también hacía frio, me acuerdo, pero yo no lo tenía. Y me encontré un calendario roto y lo pegué, pero no me acuerdo dónde está, creo.

Mañana tal vez salga el sol temprano y no tan tarde como estos otros días. Porque mi tierra no se calienta, no se quita nunca la nieve de mi patio, se ha hecho eterna.

Pero esta noche hace frío, lo se porque veo el horizonte tembloroso y las estrellas difusas. Y lo advierto. Y un halo de escarcha se vuelve a colar otra vez por mi ventana. No lo resisto, no lo quiero.

Voy a esperar. Sí. Voy a esperar al calor de alba. A ver si se lleva el hielo del suelo y de las paredes. Y si no me arroparé con un manto de luna.


Al menos no prenderé mi hoguera con besos, ni con sueños. Ni con vidas, ni con recuerdos.

domingo, 15 de mayo de 2011

Aquella mujer

Aquella mujer vuelve esta noche a visitarme. Como siempre la oigo llamar a mi puerta y no la abro, pero ella se cuela por mi ventana y se sienta en mi sofá, como siempre impasible, con esos ojos negros infinitos, y me mira fijamente diciéndome con la mirada que no puede hacer nada, tan solo quedarse conmigo una noche más.
Y entonces me voy a la cocina, y me sigue y se pone a hacer un té. Y me tomo el té y se me hiela en las venas, y le grito que se vaya, pero ella ni se inmuta, y me sonríe.

Aquella mujer se mete conmigo en mi cama y me hace estremecer con su gélida respiración. Y otra vez siento un frío insoportable, otra vez no existen mantas en el mundo para calentarme.
Me levanto, no me deja dormir, voy a fumar otra vez, quiero que el humo se lleve mi agonía pero sólo me quema la garganta y no me deja respirar.

Aquella mujer me sigue cuando fumo, cuando me tomo el té, cuando sueño, y no quiero que se meta en mis sueños, quiero que se vaya de una vez, que deje de entrar por mi ventana otra vez, que me deje sola con mi noche oscura. Porque me hace daño su aliento, su mirada, su aspereza, su inclemencia. Y ella permanece inalterable, inquebrantable, firme, estoica, fría.
Tal vez si vinieses esta noche conmigo ella se fuese. Por ahora sigue ahí, en mi sofá, mirándome fijamente.


Buscaré una almohada de Luna a ver si así puedo soñarte esta noche. Tan sólo acuérdate de mi en tus sueños.

viernes, 13 de mayo de 2011

Buenas noches

Buenas noches. Esta noche no encontraba la luna, pero cuando la buscó encontró una estrella que brillaba inquietante y lejana, tan lejana como el olvido. Y se fue a buscar otra estrella para que la otra no se pusiese triste por si se sentía sola, pero no la encontró en horas, en siglos, y entonces salió a buscar otra vez la luna, sin suerte.
Buenas noches. ¿Sabes dónde habita la aflicción, dónde mora la desolación? Una vez las busqué a ver si así me cerraba una herida del alma, pero no la encontré porque era tan triste el camino que me di media vuelta antes de empezar.
Buenas noches. Erase una vez un poeta que se perdió en una plaza que fue a visitar. Y todos le buscaban, y nadie le encontraba porque se escondió en un poema que una vez escribió. Pero nunca cayó en la inadvertencia.
Buenas noches. Sí. Se morirá buscando el porqué de que lo más bello que puede haber en el mundo no consiga ordenar todo lo demás, ponerlo en fila en un camino recto sin más, y sin menos. ¿Por qué buscamos algo perfecto, por qué no sólo algo bello? ¿Y por qué elegimos el camino que no queremos?
Buenas noches. Voy a ver si encuentro la luna, o la casa perdida, o al poeta, o a su poema, o tal vez otro poema, o algo bello sin más que me haga sentirme bien aunque sólo sea un segundo, o un siglo. Y me los prenderé en el alma, o en el corazón, o mejor en las tripas, sí, como siempre.

Buenas noches, dulces sueños.