jueves, 23 de junio de 2011

Por lo que nunca fui

Esta noche es triste por lo que nunca fui. Porque nunca fui el sueño de aquel duende de las sombras, y por eso se fue. Porque yo se que no se fue por lo que soy, sino por lo que nunca fui.

Porque fui un hada que le enseñó el camino al mundo de la luz, que se le había olvidado. Y una vez le escribí un cuento que no se acaba nunca para que siempre tenga un final feliz. Y un día le regalé una estufa que sólo funcionaba con leña, ¿o tal vez me la regaló él a mi?. Y otro día le regalé un día que sólo tenía unas pocas horas, pero no le gustó mucho. Y todo porque una vez me escapé a una isla muy lejana para encontrale allí y enamorarme para siempre, pero después se le olvidó lo bonito que era estar frente al mar junto a mi.

Porque nunca fui ese sueño de libertad que él buscaba, y por eso tal vez se enfadó un día y nunca más se le pasó. Y por eso ha buscado ese regalo del tiempo fuera de mi mundo de prisas y jaleos, y de cuentos que nunca acaban, y de lunas que salen y se esconden cuando estamos tristes.

Por eso se fue, por lo que nunca fui. Y por eso tuve que dejarle ir, porque no era feliz a mi lado porque al final yo me torné triste y se me escapó la magia de tanto llorar.

Por amor, porque siempre supe que fui un puente que cruzaba el camino hacia el mundo de la luz, por eso le tengo que dejar ir como tantas veces me pidió. Por eso ha buscado su sueño fuera de mi noches sin luna.


Cada noche, mientras siga en este mundo de mortales al que un día llegué buscando una estrellita, soplaré una estrella en el cielo para que te de luz, no olvides nunca encontrarla.

miércoles, 22 de junio de 2011

Rima robada

Dondequiera que estés,
te gustará saber
que por flaca que fuese la vereda
no malvendí tu pañuelo de seda
por un trozo de pan
y que jamás,
por más cansado que
estuviese, abandoné
tu recuerdo a la orilla del camino
y por fría que fuera mi noche triste,
no eché al fuego ni uno solo
de los besos que me diste.

Por ti,
por ti brilló mi sol un día
y cuando pienso en ti brilla de nuevo
sin que lo empañe la melancolía
de los fugaces amores eternos.

Dondequiera que estés
te gustará saber
que te pude olvidar y no he querido,

y por fría que sea mi noche triste
no echo al fuego ni uno solo
de los besos que me diste.

Dondequiera que estés...
si te acuerdas de mí.


  • Y si te toca llorar, es mejor frente al mar...