lunes, 28 de noviembre de 2011

Cuento de otoño, capítulo II

Una noche el poeta se sintió triste. Tal vez porque esperaba encontrar algún amigo en el camino que pasa por el bosque y sólo escuchaba su corazón apresurado. Y por eso subió y subió para ver el océano infinito desde donde sólo habita el hielo y la escarcha.

Y reparó en un bosque de relente plateado donde nada parecía estar vivo. Y se acordó de el cuento de otro poeta que una vez leyó, y lloró con amargura.

Así que decidió volver a la tierra donde estaba el otoño, a ver si el brujo que tenía amuletos contra los malos sueños estaba por ahí.

Y caminó durante horas oscuras, veía borroso una vez más, y sólo rezaba que mañana amaneciese grandiosamente. Esta vez tenía que ser así por siempre...


Esta noche volvieron las quimeras impías que no nos dejan dormir... por eso me acosté buscando un sueño.