miércoles, 29 de enero de 2014

Entretanto

Llevo la vida habiéndolo dado toda por volver a esa tarde donde jamás debí volverme terrenal. Joder, no tenía que haberme dejado llevar por aquellos consejos de comadrejas y castores desdentados que jamás habían leído un poema. Y lo peor es que se me echaron encima mil siglos que nunca conseguí quitarme de la espalda, por eso me duele tanto los días de frío.

Y tú querida amiga llevas la vida como esos pájaros que de repente tanto te sobrevuelan que llegas a idolatrar sus trinos y que de repente me parece ser fueron para no volver jamás.

Pasó el otoño como tantos otros, y borré todos los poemas tuyos que encontré por ahí. A ver si así aprendes a dejar de ser una nómada. Y como encima eres tan flaca hay días que apenas te percibo entre las sombras, y te busco al sol. Pero el sol me ciega, o la luna, ya no me acuerdo...
Menos mal que cuando esos folios desgastados se borraron de tanto sobarlos me encontré una tierra donde los árboles nunca se terminan, da igual los tales que al amanecer ha brotado otro tan fastuoso como el de anoche. Y menos mal que siempre los caminos son sombreados, porque tú Flaca eres alérgica al sol. Por eso te dejo entrar de vez en cuando, cuando te dignas a dejar de ser todo lo terrenal que puedas, sólo para mi.

Igual debería de dejar el lastre de mi alma en aquella orilla del mar donde tantas veces Ella venía a acunarme. O en ese lugar, ya sabes... aunque eso es muy triste. Y volver a leer la historia de aquel rucio despeinado que me hizo separar para siempre cada frase en un tosco poema de salón barato.
O igual tú deberías de curar tus bolígrafos enfermos para que se liberasen infinitamente. Vete a saber si no te haría libre para siempre o tal vez te ahogaría en una agonía de sal. Pero deberías probar a pensarlo.

Por lo menos te sobrescribí un poema Flaca. Era lo mínimo que podía hacer por ti amiga.
Entretanto mira a ver si encuentras alguna lágrima del otro lado del mar.

Y ella se dijo que jamás volvería a dejar de escribir una palabra. Ni un poema. Ni un desgarro, ni apenas una mueca de sonrisa.

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