martes, 5 de abril de 2011

El cuaderno de bitácora

Erase una vez una sirena que encontró un cuaderno de bitácora que fue de un marinero que, una mañana, decidió llegar al país donde nace el sol. Y después se marchó a recorrer el mundo durante tantos años que un día olvidó de donde venía. El cuaderno era muy muy antiguo, por eso tenía el color amarillento de los niños que no conocen la luz del sol y el dulce olor a humedad enrarecida por los tiempos.

Y buscando entre sus páginas encontró un poema de amor que, sin duda, escribió un ser virtuoso para su amada, un hada llamada Albedrío que nació un amanecer de abril después de una tormenta marina.

Entonces se acordó que ella conoció a ese hada cuando todavía era una niña, en el siglo donde las mujeres llevaban túnicas de algodón blanco y las diosas dejaban entrever su blanca piel con tules de seda rosa. Y se acordó de que una vez le prestó un cuaderno de bitácora que tenía cosas escritas sobre nosequé estrellas, en latín y tal vez en un raro idioma llamado español, que se hablaba en un país muy lejano que una vez escuchó que estaba más allá de varios horizontes. Lo que no se acordaba es por qué aquel poeta lo cogió una vez y se lo llevó para plasmar sus versos en aquellas enormes hojas de pergamino.

Y como tanto le gustó decidió guardar el cuaderno en una caja de cartón y oro que encontró en el desván de Neptuno, lejos de los traviesos tritones que coleteaban por las tardes de estío para refrescarse. Y aunque nunca se olvidó de él tal vez se despistó de donde lo escondió. Así tal vez otra sirena lo encontrará cuando pasen mil siglos para que el poema no caiga nunca en el olvido.


Para todos los que se marcharon sin escribir un verso y para todos los que viven en la carestía de buscar el más bello escrito nunca jamás.

1 comentario:

  1. ¿es posible que haya quien viva sin que le hayan escrito nunca un poema de amor?¿no sería eso como ser un poco de ficción o no haber estado aquí?Tú sabes a verso,a sal y a espinas,y aún hay sangres tuyas que me susurran al oído en mis madrugadas indecisas,incluso.

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