Querido Yaakov:
Hace ya muchos amaneceres, tal vez una eternidad, que me despertó el sol una mañana después de una noche que parecía eterna.
Y entonces me fui a por leña para encender la lumbre de mi sala solitaria. Y me calenté poco a poco en el triste fuego en el que se reflejaba tu ausencia. Y te añoré mucho, muchísimo. Y me estremecí cuando no tuve tu abrazo de cálida tarde de estío. Y miré por la ventana y llovía, y me trajo la mañana tu olor a tierra mojada y a yerba en la sombra.
Desde aquella mañana no apagué mi fuego. Lo tengo encendido para cuando vengas a calentarte conmigo. Por eso cogí la colcha grande que Penélope tenía escondida en su armario. Y te estoy esperando para que te vengas conmigo y te quedes para siempre en mi sala, donde nunca más vas a tener frío ni miedo, donde nunca se acabará el amor, dónde habitan abrazos en el aire por siempre.
Quiero que compartas mi pequeñas vida de magia miserable, de sueños rotos, de noches tristes y amaneceres oscuros. Quiero que me des la luz que guardas bajo tu negro manto para que te sueñe siempre y así mi magia brille un poquito cada amanecer, como cuando era un hada poderosa.
Estoy débil y no me queda más leña para darme calor. Te necesito a mi lado para no sentir este frío gélido. Te necesito y te quiero a mi lado mientras me sigas soñando.
Por eso te ofrezco estas migajas de la vida que me quedan. Porque en ellas he puesto todo mi amor, toda mi alma. Si la quieres es toda para ti.
Por siempre,
Denise
Quedate conmigo mientras me sueñes cada noche. Y no olvides nunca que naciste de un sueño de amor de un hada.
sábado, 27 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
hace tiempo ya que mis anocheceres son tristes y pasar por tu blog es una esperanza nunca dejes de escribir lo haces muy bien
ResponderEliminarel alba me desperto y descubri que aun vivo
ResponderEliminarleerte es siempre un placer aunque muchas veces la tristeza suena aún más rotunda en mitad de una helada noche enemiga y sola.gracias por contarnos cuentos.
ResponderEliminar