lunes, 26 de marzo de 2018

El reloj

No sé donde se quedaron los días que tan solo eran días, últimamente sólo parecían noches...

La luz del sol duraba tanto... ¿dónde estaba el maldito interruptor que me devolverían esa oscuridad que ansiaba para regocijarme en mi puta miseria una vez más?

Miedo, incomprensible miedo...

No sé si ya no tenía nada, si lo tenía todo como decía ella... sólo se que me sentía triste e irremediablemente aterrorizada, sin ningún control sobre el tiempo pasado y sobre mi previsible triste futuro... Por eso decidí parar el reloj... así dejarían de pasar los días... y las noches...


Ahora ya no es de día, ni de noche, ni quiero vivir eternamente ni morir de una puta vez... sé que no lo voy a soportar mucho tiempo... pero al menos me inventé otra vez un país donde los caminos no están labrados, sólo hay tierra delante de mis ojos, y la puedo pisar y decidir hacia donde ir, o la puedo comer y parar después a dormitarla, o la puedo echar a mis ojos para no ver amanecer una vez más... pero siempre está ahí, para lo que yo quiera, para lo que quieras tú...

Miedo, a qué pasen los días, o a que se paren dentro de un mal sueño... no lo sé... ni siquiera sé si quiero saberlo, tal vez me haga aún más daño...


Un día decidí vivir sin miedo y lo conseguí, pero ahora ya no sé si es demasiado tarde para no tenerlo. Por eso quiero parar el tiempo, para volver al pasado y que no haya presente ni futuro, donde habita él, cruel y despiadado...


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