Erase una vez un poeta que escribió el más bello poema de
amor jamás creado por un ser mortal. Y así se olvidó de todas las noches
tristes que había vivido. Y vivió ese momento tan intensamente que durante un
siglo de días fue el más dichoso del mundo. Pero una noche se dio cuenta que el
cielo volvía a estar oscuro, y entonces se acordó de ella...
Recordó la noche que se fue de su cama. Ella dormía al alba. Y no quiso mirar hacia atrás porque se acordó de Edith, y estas cosas hay que tomarlas con respeto. Y también recordó cuando hacía poco le había dicho que la quería más que nadie en el mundo la había querido. Y entonces se sintió tan cansado que se tuvo que abandonar en su diván durante un siglo de noches.
Por eso, cuando se despertó de esa tediosa siesta, buscó el poema, ese que tanto bien le hizo aquel día. Y lo leyó cuidadosamente. Pero ellos ya no estaban, se habían ido por siempre... no se dio cuenta de que ellos ya vivían en otros versos y no podían quedarse mucho tiempo en el suyo.
Estoy seguro de que era muy fácil olvidarla. Tampoco es tan difícil pasear al atardecer y reírse cuando llega la noche. Ni quedarse mirando la inmensidad de una montaña. Y también mi mamá me traía el zumo a la cama. Y escucharme durante siglos lamentándome de lo que pudo haber sido... eso lo hace cualquiera. Y a veces me molestaba que solo se pudiese dormir si yo la abrazaba, a veces me daba tanto calor...
Lo que no se es a quién le voy a contar que tuve un mal día la próxima noche. Ni se a quién se lo contará ella... seguramente a ese papel emborronado que nunca se llena de palabras tristes.
Buenas noches mi amor, dulces sueños.
Estoy seguro de que era muy fácil olvidarla. Tampoco es tan difícil pasear al atardecer y reírse cuando llega la noche. Ni quedarse mirando la inmensidad de una montaña. Y también mi mamá me traía el zumo a la cama. Y escucharme durante siglos lamentándome de lo que pudo haber sido... eso lo hace cualquiera. Y a veces me molestaba que solo se pudiese dormir si yo la abrazaba, a veces me daba tanto calor...
Lo que no se es a quién le voy a contar que tuve un mal día la próxima noche. Ni se a quién se lo contará ella... seguramente a ese papel emborronado que nunca se llena de palabras tristes.
Buenas noches mi amor, dulces sueños.